Andabamos sin buscarnos pero sabiendo que andabamos para encontrarnos
...Y era tan natural cruzar la calle, subir los peldaños del puente, entrar en su delgada cintura y acercarme a la maga que sonreía sin sorpresas, convencida como yo de que un encuentro casual era lo menos casual en nuestras vidas, y que la gente que se da citas precisas es la misma que necesita papel rayado para escribirse o que aprieta desde abajo el tubo de dentífrico...
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